Está mirando el cielo - Claudia Lars
Está mirando el cielo,
pero se apoya en una escala de ceniza
y define su invencible linaje
antigua en ella misma
y pasajera.
Sé que retorna para el breve latido
entre gorriones y niños sin tiempo,
derramando su cintura de ráfaga,
su piel de olor y su cercana muerte.
¿Puedo guardar mi labio
cuando ella quema su tiernísimo cuerpo
y prepara las órbitas del suspiro
y dispone de la abeja geométrica?
A su cautivo fuego
llega mi fuego libre, con su entrega de llamas,
y toca las orillas de un aromado incendio
y recibe su júbilo y su alianza.
Mientras todo lo vivo tiene sombra en el rostro
ella, la embellecida, arde en el suyo para siempre.
¡Mirad el eslabón de su primer mañana,
su panal voluntario y su viaje sediento!
De un deshecho arrebato
vuelve a su reino por azul semilla
y en ciudadela de aire se defiende
y convoca puñales y violines.
Esposa renovada
que salta del olvido con su paso de miedo.
¿Dónde sus verdes ángeles nupciales,
su llave de oro y su misterio?
¡Ah, ceñidla de asombro!
¡Buscad su noche ardiente y su combate!
Yo podría decir su lámpara de pétalos.
Ella dirá, tal vez, mi tiempo de rosales.
pero se apoya en una escala de ceniza
y define su invencible linaje
antigua en ella misma
y pasajera.
Sé que retorna para el breve latido
entre gorriones y niños sin tiempo,
derramando su cintura de ráfaga,
su piel de olor y su cercana muerte.
¿Puedo guardar mi labio
cuando ella quema su tiernísimo cuerpo
y prepara las órbitas del suspiro
y dispone de la abeja geométrica?
A su cautivo fuego
llega mi fuego libre, con su entrega de llamas,
y toca las orillas de un aromado incendio
y recibe su júbilo y su alianza.
Mientras todo lo vivo tiene sombra en el rostro
ella, la embellecida, arde en el suyo para siempre.
¡Mirad el eslabón de su primer mañana,
su panal voluntario y su viaje sediento!
De un deshecho arrebato
vuelve a su reino por azul semilla
y en ciudadela de aire se defiende
y convoca puñales y violines.
Esposa renovada
que salta del olvido con su paso de miedo.
¿Dónde sus verdes ángeles nupciales,
su llave de oro y su misterio?
¡Ah, ceñidla de asombro!
¡Buscad su noche ardiente y su combate!
Yo podría decir su lámpara de pétalos.
Ella dirá, tal vez, mi tiempo de rosales.
que coño se fumo
ResponderBorrarhola no megusto tanto tu poema pero sigui para
ResponderBorraraprender mas cosa nuevas